Se cumplieron 30 años de una marca icónica en el país y por eso bajo el concepto “El circo de la dulzura”, se teje una narrativa mágica, enfocada en momentos felices y memorables compartidos por las familias. Desde pequeños placeres como un pan dulce hasta el helado que ilumina los domingos, se enfatiza el toque de dulzura que estos manjares añaden a la vida diaria. También se resalta el valor simbólico del café matutino compartido en familia y el tradicional pastel, convirtiéndose en fuente de felicidad para cada miembro a lo largo del tiempo. El relato pone de manifiesto cómo esta marca ha sido un elemento esencial en momentos especiales y cotidianos, añadiendo alegría y placer a cada experiencia. Este enfoque enfatiza el lugar que la marca ocupa en la vida de las personas, resaltando su contribución a la felicidad y el deleite en diversas situaciones, estableciendo así una conexión emotiva y duradera con los consumidores.